El parasitismo ha existido desde hace miles de años, aunque existen pocas evidencias fósiles de ello. Se han notificado la presencia de huevos de nematodos en las heces fósiles de reptiles.
El parasitismo ejerce una presión de selección sobre
el huésped parasitado, lo que tiene consecuencias adaptativas, tanto para el
animal o persona como para el parásito.
La propia evolución del parasitismo va dirigida hacia
una mejor adaptación en el huésped. En algunos casos los parásitos terminan por
provocar la extinción de alguna especie como los animales.
En términos adaptativos por efecto de la evolución,
tal y como determina la ley de selección natural.
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